COMO UNA SOLA FLOR DESESPERADA
Lo quiero con la sangre, con el hueso,
con el ojo que mira y el aliento,
con la frente que inclina el pensamiento,
con este corazón caliente y preso,
y con el sueño fatalmente obseso
de este amor que me copa el sentimiento,
desde la breve risa hasta el lamento,
desde la herida bruja hasta su beso.
Mi vida es de tu vida tributaria,
ya te parezca tumulto, o solitaria,
como una sola flor desesperada.
Depende de él como del leño duro
la orquídea, o cual la hiedra sobre el muro,
que solo en él respira levantada.
Juana de Ibarbourou
Lo quiero con la sangre, con el hueso,
con el ojo que mira y el aliento,
con la frente que inclina el pensamiento,
con este corazón caliente y preso,
y con el sueño fatalmente obseso
de este amor que me copa el sentimiento,
desde la breve risa hasta el lamento,
desde la herida bruja hasta su beso.
Mi vida es de tu vida tributaria,
ya te parezca tumulto, o solitaria,
como una sola flor desesperada.
Depende de él como del leño duro
la orquídea, o cual la hiedra sobre el muro,
que solo en él respira levantada.
Juana de Ibarbourou
Juana de Ibarbourou
Poetisa uruguaya nacida en Melo (1895), falleció en Montevideo (1979).
Es considerada una de las voces más personales de la lírica hispanoamericana de principios del sigloXX. Llamada originalmente Juana Fernandez Morales, a los veinte años se casa con el capitán Lucas Ibarbourou, del cual adoptó el apellido con el que firmaría su obra.
Su rico poemario tiende a la exaltación sentimental.
Lenguas de diamante (1919) y El cántaro fresco (1920).
En 1929 fué proclamada "Juana de América"...
Imprimió a sus poemas una entrega amorosa, maternal, la belleza de la vida.
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